José Manuel, la mula y el televisor


Por José Julián 

ImageEste martes Televisión Serrana cumple 20 años, una pequeña crítica a uno de sus documentales más vistos.

Una historia sencilla, pero profunda. Que destaca por su valor social más que por la realización. Aunque es válido destacar el plano que desciende de la palma, una toma arriesgada, pero que embellece el material y por ese gran atrevimiento ya vale la pena llegar hasta el final.

Pensamos en un inicio que veremos la historia de un desmochador de palma dedicado más de doce años al oficio, pero el realizador nos lleva a ser testigos de lo que este hombre, José Manuel, es capaz de hacer con la carcasa de un televisor. Se convierte en el interlocutor entre un poblado con necesidades materiales y la televisión Serrana de la cual, al parecer, forma parte. 

Quizás estamos viendo la vida de un periodista y los obstáculos que enfrenta para llegar a la población que le rodea. Su relación con la mula medio de transporte sin la cual sería imposible llevar a cabo su función de entrevistador y el cuidado hacia el televisor, que le justifica su presencia ante sus entrevistados y que a la vez los hace vivir un momento entretenido, pero reflexivo. Como debería ser la televisión comunitaria, que no esté tan distante de sus receptores, entre quienes la distancia sea un vidrio que se pueda atravesar para brindar la mano o rechazarla.

Encuentro también limitaciones en la historia que cuenta. Me quedo con muchas dudas. No sé si José Manuel se dedica realmente como hobby a entrevistar a la comunidad o es simplemente una técnica de la Televisión Serrana  para conocer qué le inquieta a sus pobladores. Un minuto o dos más de entrevista a José Manuel nos hubiese ayudado a esclarecerlo.

Una edición lineal a tono con la historia contada, auxiliada de planos y contraplanos ayuda a darle dinamismo a la narración que por momentos se estanca y se torna aburrida. El sonido ambiente nos hace sentir a ojos cerrados que nos encontramos en un poblado apartado donde, nos enteramos, no llega ni siquiera la luz eléctrica. La fotografía es precisa, nos promete un inicio atrevido, pero no pasa de ahí, no le roba protagonismo a los entrevistados.

José Manuel se nos muestra como el Quijote comunitario que ha sustituido al maltrecho Rocinante por la indetenible mula Dulce Amarga y en el lugar de la lanza tiene un televisor donde todos pueden estar. Y hablar.

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